EL ERROR QUE CONFIRMA EL TALENTO
23 diciembre 2010
“Me equivoqué”- No cesaba de repetir. “Quise una obra exquisita”. “Me equivoqué y fíjate que ha salido”- Humo salía del lienzo. Un humo blanco en el que se desdibujaban formas caprichosas y letras de sopa.
De la pintura salieron frases consentidas, mimadas, sonrientes como quién es feliz y no sabe por que.
Le nació al autor un cuadro nuevo a estrenar, que ya antes de ser parido estaba teniendo un éxito atroz.
Fue admirado en su propia concepción, ojos voyeuristas y pacientes esperaron toda la gestación para poder al fin, pagar el precio por obtenerlo.
A pesar de ser un error a su parecer, su juicio no retuvo la atención de los críticos de arte que ya le habían augurado una salida de alto reconocimiento. Ellos no se equivocaron, prometieron aceptación, la crearon, la protegieron hasta el nacimiento y finalmente se la regalaron. Nació la obra con el pan bajo el brazo.
Todos le felicitaron. Dijeron que era su obra maestra. Todo su talento plasmado. El autor no se sentía identificado, creía que estaban hablando de otro ser humano, para él seguía siendo otra cosa muy distinta a lo que había querido hacer.
Pero su voz no fue escuchada. Dijeron que era una persona de talento y no importaba si él no pensaba lo mismo.
Finalmente reconoció: «Este es el error que confirma lo que los demás entienden por mi talento»
Rosa Ramos- 10-12-2010