POESIA DE LAS BUENAS NOCHES
11 julio 2011
Poesía del crépusculo y de las buenas noches
El sol se pone ante mis ojos vespertinos,
el cuerpo se dirige
lentamente hacía la noche
que madruga un día antes de su muerte,
¿la veré yo?
¿Vencerá mi fatiga la batalla del sueño?
Cualquier intento de respuesta
me lleva arrastras al descanso
y esos ojos que vieron ponerse el sol,
ya no resistirán el peso
de tanta observación diaria
de letras, simbolos y números,
todos ellos tan cotidianos
que a mis párpados convierten en losas de cementerio.
Representaciones de lo que llamamos
vulgarmente vida.
No me esperes noche, no me esperes
antes que llegues, yo me habré ido.
Tal vez mi cuerpo siga en pie,
pero yo me habré ido.
Allá dónde el sol se esconde.
Allá a dónde nace el arco-iris.
Y las carencias de la vida
se hacen sueño bendito.
Pues no puede mi alma inquieta contener
toda la oscuridad del universo,
sino que entre Andromeda y Casiopea
seguirá buscando exhausta
luces de colores,
sabiendo que en algún lugar del mundo
con una gran lupa desveladora
alguien tan agotado como yo,
trata de encontrar la misma ruta
hacia el reposo,
mientras sus propios ojos
enrojecidos de aguantar el sueño
no tienen más deseo
que el de cerrarse en un beso.
Ese que se da justo antes de caer rendido.
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